Hoy vamos a hablar de un tema que nos afecta a todos, aunque no sea de nuestros favoritos: la limpieza. Vamos a comenzar por los suelos de tarima laminada, lo más sencillo dentro del mundo de las tarimas. Como se trata de un material cuya superficie es plástica en realidad, -por eso se distinguen como suelos laminados o sintéticos-, su mantenimiento es muy sencillo. La gran precaución, como siempre que hablamos de maderas, es el agua. No podemos fregar sin escurrir, porque el agua acabará estropeando las uniones haciendo que se vean levantadas. Pero si se pueden pasar muy escurrida la fregona si la suciedad así lo requiere.
En cuanto a productos de limpieza, van a intentar vendernos en supermercados productos específicos para suelos de madera o laminados, si optais por alguno de ellos pensad que son tan eficaces como un simple amoníaco. La elección va a ser personal, pues el perfume, el coste del producto... son valores en los que ya no debo entrar. Eso sí, sabed que no son ni imprescindibles ni la panacea de la limpieza. Si los usáis con mucha agua, el resultado va a seguir siendo catastrófico.
En resumen, al ser un material con una superficie de gran resistencia, se puede usar incluso este tipo de productos, pero sin olvidar que su base se compone de otro materiales que no resisten bien el agua.
